Cuando el alumno está preparado aparece el maestro.
Esta frase, tan popular y que tanto gusta a quienes se
acercan al mundo esotérico, encierra en si misma una enseñanza tan básica que
pasa desapercibida.
Evidentemente los mas experimentados y que pueden trasmitir
ciertos conocimientos místicos, no son una especie de magos que saben cuando
aparecer y saben cuando como y de que forma un discípulo puede estar preparado
o no. Quien afirme que un maestro esotérico, sea de la corriente que sea, puede
conocer el momento óptimo para iniciar a un neófito, es simplemente un charlatán.
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Cuando el alumno está preparado aparece el maestro. |
El paso del estado profano al estado de buscador se vehicula
con un impulso de iniciación, sea este ritual o simbólico. Ese impulso, rompe
una estructura mental y espiritual permitiendo una nueva configuración que
permita el conocimiento esotérico. Con este rito o impulso simbólico, el
buscador se reincorpora a la sociedad profana para continuar su vida mientras
se reestructura su forma de percibir el mundo y empiece a actuar de tal modo
que permite que los demás iniciados lo reconozcan como un igual.
La iniciación no se da, se provoca.
Pero ese impulso, no puede darse si el receptor no esta
preparado y esta circunstancia es por tanto, el origen del axioma “Cuando el
alumno está preparado aparece el maestro”. No quiere decir que el maestro
aparezca en ese momento si no que cuando el alumno esta preparado es el momento
que su interior, su esquema espiritual esta murando a la maestría y es en
consecuencia el momento que el maestro provoque ese cambio.
Cualquier acción previa o tardía sobre ese momento de
mutabilidad imposibilita la iniciación.
No existe un momento único para la iniciación, también sería
algo infantil suponer que solo existe un momento en la vida para el cambio a la espiritualidad. Los
momentos adecuados, se repiten con cierta frecuencia en el recorrido vital de
las personas.
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