En la iniciación siempre hay una serie de pasos básicos, con
nominaciones distintas y procesos divergentes según la Tradición que
recorramos. Básicamente son: postulante, neófito, aprendiz, buscador, maestro,
maestro elevado y gran maestro.
Las enseñanzas se estratifican según el grado y condición de
cada cual, dándose la paradoja que el caminante esotérico tiende a vislumbrar
de un modo u otro las enseñanzas del circulo, grado o nivel siguiente obligando
a los maestros y guías a decir eso tan socorrido de Esto no es de tu circulo o esto ahora no toca
Siendo la razón primordial la idea que el exceso de luz
ciega, pero ¿siempre?
Pues no, no siempre ciega por que este aforismo solo vale en
la iniciación personal y en el camino intelectual. El exceso de luz ciega pasa
a ser una máxima, una regla general, en el caso de magia o rituales esotéricos.
Si un ritual nos da unas cualidades otorgadas por transmisión
¿Cómo puede cegarnos algo que va directamente a nuestros cuerpos sutiles?. En
efecto, la transmisión por ritual no puede cegarnos.
Las acciones simbólicas y las
experiencias vividas en un ritual esta contextualizada a un fin concreto,
incluso en avance espiritual, y este puede ser inocuo o efectivo, pero no ciega
ni retrocede. Por lo tanto es posible la repetibilidad ritual a fin de ahondar
o avanzar más rápido en el objetivo propuesto sin temor a la ceguera, dado que
el cuerpo sutil es independiente del cuerpo mental.
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