Si nos
hacemos eco de los relatos del antiguo testamento, encontraremos una
aparente contradicción que guarda en si misma una enseñanza y un
valor fundamental: dejar de ser desierto.
El libro
del Éxodo relata una travesía del pueblo de Israel durante 40 años
por el desierto y sin embargo el libro de Deuteronómio especifica
que: 1,2 Once jornadas hay desde Horeb, camino del monte de Seir,
hasta Cades-barnea.
Un trayecto de once días, recorrido en 40 años.
¿Por qué?
Antes de
dar una explicación a ello, el mismo libro del Deuteronomio explica
que el Éxodo termina el primer día de un undécimo mes, es decir el
primer día del mes de “Menagem Av” (el que consuela). No podemos
saber que fecha actual sería por que el calendario hebreo es
lunisolar, por lo que no podemos saber la fecha exacta sin conocer el
año y el relato bíblico no cita siquiera el nombre de Faraón para
poderlo datar, sin embargo podemos decir que en cualquier caso, es
Julio o Agosto actual. Es decir, el exodo termina en un punto de maximo calor y sufrimiento.
¿Por qué
el relato nos indica una travesía por el desierto de 40 años para un
trayecto de 11 días?. Fundamentalmente por que no hablamos de una
travesía por el desierto física, no hablamos de un peregrinar,
hablamos que el pueblo de Israel en su conjunto, eran un desierto.
El relato
del Éxodo, nos habla de las batallas con los amalecitas, con los
amorreos, y otras visicitudes, pero fundamentalmente salir del desierto implicaba tener
una guía, un destino. Ese destino se representa con las tablas de la
ley, y con la prohibición de entrar en la tierra prometida al mismo
Moisés y a los jóvenes con edad de entrar en guerra. Es decir,
llegar a la tierra prometida solo puede hacerse desde el pacifismo
(léase la bonhomía) y la guía del destino.
Así,
llegar a nuestra particular tierra prometida implica tener una guía,
un destino, un objetivo claro y definido así como una actitud
personal de honestidad y aplomo. Es la única manera de salir del
desierto.
Las
complicaciones de la vida hacen que nos enroquemos en los problemas y
que nos generemos auto convicciones de dificultades. En esta
situación, las travesías de once días, duran cuarenta años.
Descubre tu
camino y deja de dar vueltas
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