Este tema es francamente
delicado y hay que tratarlo con respeto y con objetividad. Demasiada gente
habla del aura como si verla fuera tan sencillo como ponerte unas gafas. Demasiada
gente le han dicho tu eres Azul, Blanca, Amarilla etc., términos provenientes de
los movimientos new-age que tratan el tema del aura con una frivolidad
preocupante.
El aura no es luz, es la manifestación
de un campo energético que rodea a las personas. Como no es luz, su frecuencia
no es parte de la radiación electromagnética que puede ser percibida por el ojo
humano.
En consecuencia el aura NO
SE VE, el aura se percibe.
Si estas leyendo estas líneas
serás consciente que mas allá de los cinco sentidos, vista, tacto, oído, olfato
y gusto, sabrás o darás por sabido que existen otros procesos cognoscitivos, a
través de los cuales las personas captamos información del entorno y en este
entorno están las energías.
Los antiguos clasificaban
los niveles vibracionales (las manifestadas en el aura) de las personas en una
escala positiva y otra negativa usando los números 0 a 9900 y viceversa (Esto
tiene que ver con las letras hebreas que forman los números y entra en el
terreno de la cábala), en realidad las estimaciones mas plausibles consideran
que son frecuencias del orden de 7,9/8,1 x1014 Hz justo entre la luz
visible y el espectro de radiación ultravioleta.
Esta manifestación energética,
además, es de dos niveles, el directo y la impronta. El directo
es la emanación puntual e instantánea de esta energía, constante y voluble
según los estados de la persona y según el perceptor (a esto volveremos luego).
La impronta es el rastro que deja esa manifestación energética en otras
personas, en objetos e incluso en imágenes, escritos, videos e inflexiones de la voz.
La percepción del aura
directa es francamente compleja, muy pocos tienen la capacidad de percibir estas
altas frecuencias (recordemos que no son luz), afortunadamente los medios técnicos han
logrado ayudarnos, los sistemas de fotografía y video actuales, si bien son
pobres en las frecuencias mas bajas (rojos y por supuesto infrarrojos), donde necesitan materiales especiales, son mas
sensibles en estas altas frecuencias y es aquí donde podemos actuar casi con normalidad,
en especial con el sotware add-on de Zlatko Grünwald, de la sociedad parapsicológica
Austriaca, que interacciona perfectamente con el programa de tratamiento de imágenes
CorelDRAW.
Pero sin medios técnicos, la
percepción del aura, depende siempre y sin duda, de la distancia objetiva entre
la frecuencia emitida y el nivel vibracional del observador. Para que quede mas
claro, dos personas que puedan percibir el aura, percibirán colores y matices
distintos y esto depende del estado del perceptor. La misma persona percibida,
se observara con un nivel vibracional mas alto si el perceptor esta en horas
bajas. Por eso, la visión presencial del aura es subjetiva, siempre es
preferible el trabajo con medios técnicos con independencia de la observación directa
que siempre nos dará otros matices.
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Imagen clasica de cámara kirlian |
Hablando de medios técnicos,
desde mediados del siglo XX se comercializa la llamada cámara Kirlian, como una
cámara valida para fotografiar el aura, es frecuente verla en ferias temáticas,
mercadillos medievales, tiendas y tiendas on-line, para su venta. Debemos tener
claro que la cámara kirlian no fotografía el aura, fotografía el llamado efecto
corona, que es la ionización del aire circundante al aplicársele una corriente eléctrica
de baja intensidad a nuestro cuerpo o parte de nuestro cuerpo. No obstante,
reconocemos que la visión obtenida es bastante próxima a la percepción del
aura, sin embargo la cámara kirlian solo obtiene la energía circundante y no los
puntos realmente interesantes como los próximos a los chacras o las líneas de energía
que los unen.
Resumiendo: La visión del
aura no existe, existe su percepción. La percepción del aura no solo depende
del observado si no del observador, por lo que en cualquier caso un análisis
del aura debería tener siempre el apoyo técnico.
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