En días pasados, acudí junto un buen
amigo a una librería especializada de mi ciudad, la intención y es
evidente yendo a una librería, era adquirir un par de libros, como
ya he dicho, era una librería especializada y por lo tanto
buscábamos libros que no son muy fáciles de conseguir en una
librería tradicional.
Los libros en cuestión versaban sobre
las ideas de los eneagramas y los eneatipos alejándonos un poco del
coaching, desarrollo organizacional, artes, etc que son las
aplicaciones clásicas y buscando las fuentes: Gurdjieff, Naranjo sin
menospreciar si encontrábamos referencias anteriores. Hasta aquí
nada extraordinario para este relato.
Tuvimos la suerte que la señorita de
la librería sabía perfectamente de que estábamos hablando y
rápidamente nos recomendó un libro de Richard J. Defouw: Los
eneagramas en los escritos de Gurdjieff. Nos explicó que quizás
era el mas claro, practico de todos los libros que hablaban de
eneatipos.
No voy a pensar que a mi edad estaba la
dependienta interesada en una conversación conmigo, pero si entabló
una pequeña conversación, estaba sorprendida por mi “imagen”,
si la muchacha no habla, creo que revienta, estaba absolutamente
desconcertada por que estos libros solo los buscan psicólogos de
empresa y coach y yo no lo era y textualmente lo que denominó
“perro-flautas esotéricos”.
No soy capaz de relatar toda la
conversación, pero al margen de los profesionales del coach, los que
compraban estos libros solían ser, siempre según la muchacha,
personas con un aspecto, digamos “alternativo”, incluso nos
comento que si entraba por la tienda alguien vestido con ropas de
algodón, barba y collares de colores, ella lo atendía, por que
seguramente venía a por libros de auto ayuda, tantra, o similares.
Mi reflexión es ¿El habito hace al
monje o se visten de monjes para dar imagen de hábito?. Lo cierto es
que jamas me vestiría en plan lama tibetano o sufí, me parece una
parafernalia que no es necesaria.
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