¿Quién no ha entrado a un templo cualesquiera y con
independencia de la fe que dicho templo emana y se ha sentido reconfortado?, es
un hecho que las acciones, las palabras, lo ocurrido en un lugar deja su
impronta, su marca. Parece, que los
sentimientos floten en el aire y que de algún modo se transmiten a los
presentes en un tiempo futuro y cuan transmisible es cuando ese sentimiento se
genera en el instante de la presencia.
Los antiguos decían que el mundo estaba compuesto de tierra,
fuego, agua y aire, así como el quinto elemento que llamaban éter, quizás
muchos lectores identifiquen el éter como el Akasha, o como la quintaesencia
alquimista y algunos como la energía oscura de la cosmología moderna. En
cualquier caso, las escuelas de los misterios, la filosofía oriental, la
alquimia y la cosmología moderna están de acuerdo en la existencia de un lienzo
universal que todo lo envuelve y da
fundamento y la esencia de todas las cosas en el mundo material e inmaterial.
Ese lienzo universal, permite escribir en él voluntaria e
involuntariamente y la escritura que imprimimos en el, esta compuesta de
sentimientos y estos se mantienen en el lugar creado hasta que se disipan por
el tiempo o por sustitución. Los sentimientos escritos en ese lienzo, son
legibles mediante diversas experiencias voluntarias y son percibidos de modo
natural sin tener conciencia de cómo entran en nuestro ser. Ese lienzo
universal es el que soporta y ofrece ese sentir de confort donde ha habido
personas reconfortadas, como en el caso que hablábamos antes de los templos, o
nos muestra ese chirriar y alerta que notamos en sitios donde ha habido
sufrimiento.
La escritura en el éter, (o como queramos llamarle), se
produce siempre y en toda circunstancia con mayor o menor intensidad, pero es
posible escribirla conscientemente e incluso es posible escribirla
conscientemente y de modo colectivo, es lo que se llama egregor.
Egregor es una palabra griega que podríamos traducir como “ángel”,
entendiendo “ángel” como ser de luz y en consecuencia egregores como seres de
luz.
En algunos rituales, se busca la escritura en el lienzo
universal del pensamiento colectivo que une a los participantes en dicho
ritual, el rito, como símbolo en movimiento aúna las mentes y almas de los
participantes, en una relación simbiótica, cada participante se empapa del
sentido del rito y lo siente escribiendo el sentimiento en el lienzo universal
que es percibido por los demás participantes del rito multiplicando su efecto. El
egregor actúa como mente colectiva en común unión con las mentes individuales
del grupo.
Algunos ritos, terminan rompiendo o disolviendo ese egregor,
mediante giros levógiros o marchas rituales, personalmente no creo en la destrucción
del egregor, quizás deje de alimentarse, pero ya esta creado y escrito en el éter.
En el budismo tibetano, la generación de egregor es mucho
mas individual y mas contundente, la idea que genera el sentimiento se proyecta
materialmente en un ser ectoplasmico llamado tulpa, sin embargo otras
corrientes budistas lo interpretan de un modo mas próximo a la idea occidental.
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