Definir el origen de la creencia
religiosa es una tarea compleja dado que parece que la fe en un objeto, animal
o ser sobrenatural es innata a la propia humanidad debido principalmente a
nuestra incapacidad de comprender o estructurar los sucesos personales o
generales que vivimos, en consecuencia, desde el albor de la vida inteligente
tenemos un sentimiento de insuficiencia ante la explicación de la realidad y un miedo a lo desconocido que provoca que
coloquemos nuestras esperanzas en el temor a los dioses, buscando en esa imagen
sobrenatural el orden cosmológico y para que este continúe con ese orden,
satisfaciendo a esos dioses en base a una disciplina o sentido del bien y del
mal.
Del mismo modo, desde el origen
de la inteligencia humana siempre hemos sabido que el ser humano “contaba
historias” de hechos y realidades no percibidas por la mayoría de las personas,
los que contaban estas historias, los primeros seres de luz, se convirtieron en
los primeros interpretes de la naturaleza.
Gracias a la arqueología, hoy
sabemos que en el neolítico y en diversos puntos del globo terrestre estas
esperanzas de orden en el caos estaban puestas en el sol como referencia
sobrenatural, el culto al sol era el primero entre iguales entre los diversos
dioses locales y el único común a todas las culturas, podemos hablar
propiamente de una religiosidad henoteista. (Cultura religiosa donde hay varios
dioses pero uno es el primero entre ellos)
Con posterioridad, esta primacía
del sol sobre los demás dioses conceptuales dio paso al monoteísmo imperante en
la actualidad sus primeras manifestaciones fueron Atón en Egipto, Helios en
Grecia, Inti en el imperio inca, etc. Sin
seguir una línea temporal, el dios sol se abre paso de modo universal Bhrama,
Mitra, Bel, Adonai (nota: el fenicio) ect.
En todas las culturas se
dedicaban altares y templos a la esfera solar y estos templos provocaron que
los antiguos chamanes se convirtieran en los nuevos sacerdotes y profetas dado
que tenían más luz.
Era el sol el supremo cuerpo
celeste y representación divina.
Sin embargo, conforme avanzaba la
cultura y el conocimiento, la idea de un astro sol con “decisiones” inteligentes
que cambiaban la vida en la tierra, dejaba de tener sentido, por lo que los
sacerdotes tuvieron que complicar la sencilla teología del dios sol a complejas
teologías modernas con ampliaciones y explicaciones hilvanadas y redundantes
cuando no complicadamente contradictorias. En este momento de la historia se
separa religión y espiritualidad.
Adaptación de la luz a la
religión.
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Jeshua-Ben-Josep ( A.J. Gomez), con permiso del autor. |
Si buscamos en la iconografía
cristiana, encontraremos decenas de imágenes del hijo de dios con una
apariencia de ojos claros, cabellos dorados y vestido de blanco inmaculado con
rayos de luz que nacen de su cabeza, esta imagen propia de Apolo, Osiris, Orfeo,
Mitra y Baco, se complementa con el cordero de dios en brazos como símbolo del
equinoccio vernal, origen del año solar en las culturas mediterráneas antiguas.
Buscando en los relatos bíblicos,
podemos encontrar el benedictus en evangelio de San Lucas, versículos del 68 al
79, la oración de Zacarías por el nacimiento de Juan Bautista que dice “tú,
niño, serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor
preparando sus caminos, para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el
perdón de los pecados; gracias a la misericordiosa ternura de nuestro Dios, que
nos traerá del cielo la visita del Sol
naciente”, en esta oración se identifica directamente a Jesús de Nazaret como
Dios-Sol
Aun hoy en día, celebramos en
nuestra civilización occidental de un modo y otro el cumpleaños del sol y lo
hacemos del mismo modo que fenicios, griegos, romanos y caldeos, con festejos,
banquetes y reuniones generacionales: le llamamos navidad.
La religión al servicio del poderoso.
La influencia alcanzada por los
primeros seres de Luz era tan importante, que los gobernantes cuyo objetivo era
gobernar al pueblo, crearon “la religión de estado”, llegando a su máximo cenit
con el Cesaropapismo, inaugurado por la
práctica política de Carlomagno, eliminando espiritualidad de la ecuación y
cediendo al poder eclesiástico representado en un papa o líder religioso, un
poder político sobre diferentes territorios y un poder espiritual en el
imperio.
En la sociedad desaparece la
espiritualidad y aparece la religión estructurada al servicio del poder que llega
a ser de tal magnitud que la política se articula en base a los principios y
normas de la religión. El dios se revela a través de los profetas, estos son
interpretados por los clérigos que los adaptan y aplican a los tiempos y a las
circunstancias concretas forzando a la autoridad civil a legislar en relación a
las ideas de los chamanes del dios sol, revestidos de teología compleja. Y esa
teología cada vez es mas profana y menos espiritual.
La religión, una vez aniquilada
la espiritualidad, crea la moral y buenas costumbres, sean las leyes penales o
sea el código de Hammurabi las leyes de Manu o el halajá, solo protegen al
poderoso bajo la atenta mirada del clérigo, llámese Imán, Papa o Dalai lama que
a cambio recibe poder, respeto y capacidad de retorcer la teología para seguir
pervirtiendo el miedo a nuestra propia inseguridad humana.
La espiritualidad se esconde,
pasa a ser de círculos privados.
Ante la presión religiosa y política,
el librepensamiento espiritual es una herejía que no se puede consentir, vemos
como a lo largo de la historia las corrientes espirituales han sido atacadas,
ridiculizadas y martirizadas y estas cada vez mas, replegadas, discretas y en ocasiones secretas.
El esoterismo, entendido como la búsqueda
de la verdad, ha sido tan minoritario que por reducido y discreto, ha sabido conservarse, pero ha
perdido toda concepción de cómo transmitirse, y esta es la causa de la actual
multiplicidad de opciones sin un claro liderazgo de ideas.
GFB es una de esas cadenas iniciáticas.
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