En todo ritual iniciático hay cuatro fases claramente
diferenciables: muerte simbólica del pasado, rito, compromiso y confraternización,
se les pueden llamar de múltiples maneras y estas pueden ser concadenadas o
espaciadas en el tiempo. A raíz de este comentario, me surgió la imagen de las
etapas del iniciado a lo largo del tiempo, y mi conclusión, que no tiene por
que ser definitiva, es la siguiente: descubrimiento, pasión, camino y pasar.
Descubrimiento, es el momento que sientes la necesidad de elevarte
sobre este mundo profano, te sientes como un elegido que busca un nuevo rumbo
en la vida y en su relación con los demás
Pasión, una vez descubierta la vía espiritual o iniciática,
sientes del deseo de compartirlo con todo el mundo, te da un cierto coraje, un
fuego interior de ver como las demás personas no comparten tu nueva andadura. Sientes
que incluso a tu alrededor hay mucho ciego que incluso se niegan a abrir los
ojos y comprender nuevas realidades.
Camino, asumes que la vía espiritual e iniciática es personal,
quizás compartida con un minúsculo grupo
de personas, entiendes que debes avanzar sin mirar atrás, y comienzas tu
recorrido “solo o en compañía de otros”, empiezas a mirar el mundo con otros
ojos y comprendes que tu ves y otros no.
Pasar, el camino esta delante de ti y tiene multiplicidad de
direcciones, te dejas llevar y caminas, ya no piensas en aquella pasión
proselitista y mucho menos en la soledad del camino, simplemente, pasas, cruzas
de una parte a otra, transitas aprendiendo y evolucionando.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
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