En el mundo espiritual, muchas personas se presentan a si
mismas como Maestros, otros simplemente se niegan a ser nominados así y otros
no lo hacen en publico pero si en privado.
En el camino de la perfección espiritual, no es admisible la
acumulación de conocimiento sin su transmisión, no podemos ser como aquellos
monjes medievales que copiaban los manuscritos sin estudiarlos, ¡conservación
mas no interpretación!, era el lema de los scriptorium de los monasterios plagados
de escribas monásticos.
La cábala, sin embargo, dice que “para adquirir sabiduría y
para vivir conviértete en un "maestro". ¿Por qué? Porque si no puedes
enseñar una idea, entonces eso significa que realmente no la sabes”. La masonería
tiene una frase ritual contundente al respeto; “se un maestro y aprenderás” y
creo que la mas ilustrativa es la frase de los rituales tántricos superiores “¿Qué
quieres aprender, si no tienes nada que enseñar?, enseña para aprender y ofrece
para recibir.”
Si no enseñas, lo que supuestamente sabes es solo una vaga ilusión
de un conocimiento confuso en tu imaginación, no es hasta que lo enseñas cuando
se convierte en real. El conocimiento autocéfalo es virtual y el conocimiento
enseñado es real. La auténtica pregunta filosófica es entonces por qué hay
esencialmente nada en el conocimiento no extendido, es un vacío que se realiza
al compartirse, como la posibilidad que precede a lo real, lo latente a lo
patente y el interior al exterior.
¿Es una obligación, en el mundo espiritual, enseñar?
Casi todas las corrientes esotéricas imponen la obligación ética
de enseñar. ¿Por qué?. Por que el amor y el desprendimiento hacia los demás es
la tierra donde hundimos las raíces del árbol que tiene que crecer para alcanzar
el cielo (interpreta esta alegoría a tu compresión simbólica)
Enseñar lo que conoces, aunque poco sea tu conocimiento, es
un regalo a la humanidad que hace crecer a quien lo recibe y en especial a
quien lo emite. Si enseñas o aprendes, creas un lazo inquebrantable.
La pregunta, no se centra en si enseñar o no enseñar,
enseñar y aprender es una obligación y un deber para la humanidad entera, la
duda que se suscita es ¿de quien aprender y a quien enseñar?. Para responder a
esta pregunta entra en juego lo que los antiguos llamaban “la voz de tu alma”, hoy
en día podríamos llamarla intuición, esa respuesta que se consigue mirando
hacia dentro de uno mismo, el mundo espiritual es principalmente un
conocimiento intuitivo de la realidad.
Así pues, ¡enseña y aprende!
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