Los secretos y las sociedades humanas
están ligados por las emociones mas poderosas. Basta indicar que algo
es secreto para que quien no deba saberlo quiera desvelarlo y para
quien deba saberlo aprenda a revelarselo. Vivimos en una era donde la
información circula de modo tan rápido que ni siquiera nos paramos
a pensar si los datos que nos llegan son verídicos. Pero, en el
mundo iniciático, el secreto y su velación mediante códigos sigue
siendo una realidad.
Grandes escritores como Alan Poe (El
escarabajo de oro), Verne (Viaje al centro de la Tierra, 800 leguas
por el amazonas), Connan Doyle (El gloria Scott, la aventura de los
bailarines) haciéndose eco de la información revelada a los
iniciados y velada a los profanos.
El secreto llega a términos risibles,
cuentan que Bruto hablaba con Cicerón y con Casio, siendo observados
por Julio Cesar que quería ser informado de la conversación. Por
ello, Julio Cesar interpeló a Bruto preguntándole ¿Que os decía
Cicerón?, a lo que bruto respondió: no puedo saberlo, nos hablaba
en griego, ni Casio ni yo hablamos griego, no hemos podido
enterarnos, al menos yo creo que era griego, sonreíamos por
cortesía. Esta anécdota nos sirve para reflexionar de como alguien
puede llegar al esperpento e incluso a jugarse la libertad o la vida
para defender un secreto.
Es verosímil que en la historia,
ademas de los símbolos, las sociedades iniciáticos hayan
desarrollado un sistema, aunque sencillo de encriptación, veamos los
dos alfabetos mas conocidos, el masónico y el templario.
Alfabeto masónico
Alfabeto templario
No puedo terminar este post sin decir
una mítica frase:
Nautron respoc lorni virch
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